Que fuerte quedarse con uno mismo
No
queda otra que escucharse
Revisarse
¿Hace
cuantos días no me reviso? Creo que de a ratos juego con la idea de estar resuelta
Me
hago la “ya está la terapia ¿no? ¿Cuánto más puede haber por atender-resolver?
Ya está, si ya hice un montón.
“Aún
hay más”, te dice la vida.
Todo
lo que practique estos meses, desde el resguardo, el confort, el estar adentro…
ahora se lleva a la práctica, en la cancha.
El
pucho aparece de repente para intentar subsanar, sin esfuerzo, la ansiedad
social y la enorme inseguridad en mi misma que me brota y posee de a ratos.
Qué
paja cuando te invade un enemigo para el cual no conoces armas. O al menos en
el momento, abruma tanto que no llegas a revisar.
Creo
que eso es lo que pesa de practicar haciendo; sentir que no hay espacio ni
tiempo para detenerse, respirar, brindarse empatía, escribir, analizar, pensar,
resolver.
Pero, ¿a dónde voy tan rápido? ¿A dónde estoy corriendo, cada vez que comienzo a correr el día y dejo de respirar? ¿A dónde estoy? En ningún lado, en todos lados a la vez, menos acá, presente, aquí y ahora. Varias veces al día me pregunto, a dónde voy tan apurada. Como si en la vida no nos sobraran las horas, el tiempo.
Esta
semana necesité mucho, varias veces, un abrazo muy fuerte.
Vi
a mucha gente en el medio, pero nadie abraza de verdad. Quizás también sea un poco que a ninguno le
conté lo rota que me sentí todos estos días en el fondo o lo fuerte que estuve
transitando estos días, al punto de que se convierta en esas cosas que “no se
cuentan”
Salí
del teatro, de ver a Noelia Custodio, show de stand up. Me encendí un cigarro,
para tapar. A la cuadra, quise respirar y el aire no entró, sino que se
presentó la alerta inminente de ataque de pánico. ¿En serio acá? ¿Plena avenida
corrientes? Fue alto llamado de atención.
¿En
cuál andás, boluda? Volvé, bajá.
¿Hace
cuantos días no frenas y te abrazas?
Conclusión:
Necesito un abrazo y no se lo dije a nadie.
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