miércoles, 18 de agosto de 2021

Para los exigentes consigo mismos, el enojo y el dolor

 Pretendo vender(me) de perfecta, de todo claro y noto que eso pesa un montón en el hombro. Jugar de soberbia pasa factura cada vez que me equivoco/lastimo con fuertes dosis de auto castigo. ¿Qué carajo es toda esta exigencia? ¿Por qué me trato así? De donde sale toda esta exigencia. El que va por la vida caminando de exigente y severo, del otro lado teorizo que se trata así a sí mismo y uf… cuánto dolor. Qué severos somos, que nos negamos la chance de brindarnos empatía… donde hay furia, detrás está el pensamiento limitante que nos dice que la actitud del otro (en este caso la nuestra) es reprobable/reprochable y merecedora de castigo.

Si hay enojo, no hay chance de darnos empatía. Es decir que antes de proceder a la empatía, primero debo encargarme de atender el enojo.

¿Cómo atiendo al enojo de no haber dicho que no?

Al enojo que me grita “¿COMO VAS A SER TAN PELOTUDA?

 Al enojo, lo que le pasa, es que le duele. Le duele sentir la (auto)falta de respeto. Reclama que lo destroza. Que cada “cagadita” permisiva que me mando, acá adentro, en el alma y en el cuerpo, HACE DESTROZO. Eso me está queriendo comunicar el enojo. Que me tome en serio el decir no cuando siento hay que decirlo, porque ES IMPORTANTE e intenta demostrármelo así, con castigo severo.

Me dice: “No te hagas la entendí la lección, cuando realmente no estas queriendo contactar del todo con ese dolor. Lo encontraste, pero aún no lo transitaste todo.”

¿Tanto cuesta aceptar que estoy del orto

Digo porque no paro de juzgarme y apurarme por “volver a vibrar alto” como si vibrar desde el dolor estuviese mal. Me duele. Eso es lo que cubre la pantalla del enojo: dolor.  No sé ni deseo abrazarme al enojo, pero algo sé muy bien es abrazar al dolor.

Como diría Micaela “no podemos estar siempre en la terraza, a veces hay que bajar a revisar el sótano”.

Me estoy juzgando por aún ser contenedora de tanto dolor no atendido, no sanado; queriendo saltarme ya a cerrar proceso, ser mariposa, abrir alas y volar. Falta, Valen, si no, ¿a qué viniste a este mundo si no es a transitar y aprender? ¿Para qué venir a esta tierra con todo aprendido?  

¿De qué te serviría saltar ya a tener todo resuelto?

Ese sería el final.

“Es el viaje, no el destino”.

domingo, 15 de agosto de 2021

Corriendo a ningun lado (y a todos)

 Que fuerte quedarse con uno mismo

No queda otra que escucharse

Revisarse

¿Hace cuantos días no me reviso? Creo que de a ratos juego con la idea de estar  resuelta

Me hago la “ya está la terapia ¿no? ¿Cuánto más puede haber por atender-resolver?

 Ya está, si ya hice un montón.

“Aún hay más”, te dice la vida.

Todo lo que practique estos meses, desde el resguardo, el confort, el estar adentro… ahora se lleva a la práctica, en la cancha.

El pucho aparece de repente para intentar subsanar, sin esfuerzo, la ansiedad social y la enorme inseguridad en mi misma que me brota y posee de a ratos.

Qué paja cuando te invade un enemigo para el cual no conoces armas. O al menos en el momento, abruma tanto que no llegas a revisar.

Creo que eso es lo que pesa de practicar haciendo; sentir que no hay espacio ni tiempo para detenerse, respirar, brindarse empatía, escribir, analizar, pensar, resolver.

Pero, ¿a dónde voy tan rápido? ¿A dónde estoy corriendo, cada vez que comienzo a correr el día y dejo de respirar? ¿A dónde estoy?  En ningún lado, en todos lados a la vez, menos acá, presente, aquí  y ahora. Varias veces al día me pregunto, a dónde voy tan apurada. Como si en la vida no nos sobraran las horas, el tiempo.


Esta semana necesité mucho, varias veces, un abrazo muy fuerte.

Vi a mucha gente en el medio, pero nadie abraza de verdad.  Quizás también sea un poco que a ninguno le conté lo rota que me sentí todos estos días en el fondo o lo fuerte que estuve transitando estos días, al punto de que se convierta en esas cosas que “no se cuentan”

Salí del teatro, de ver a Noelia Custodio, show de stand up. Me encendí un cigarro, para tapar. A la cuadra, quise respirar y el aire no entró, sino que se presentó la alerta inminente de ataque de pánico. ¿En serio acá? ¿Plena avenida corrientes? Fue alto llamado de atención.

¿En cuál andás, boluda? Volvé, bajá.

¿Hace cuantos días no frenas y te abrazas?

Conclusión: Necesito un abrazo y no se lo dije a nadie.

martes, 10 de agosto de 2021

SENTIDO ESTRUCTURANTE

Anda a donde te sientas viva.

Anda a donde te sientas vibrante.

Encontrá aquellas cosas que te enamoran;

Empapate de lo que sea que te traiga entusiasmo;

Atesora el entusiasmo en el corazón. Sumergite en el disfrute

Acompañada de esa sensación de "acá es" y no sé cómo pude intentar concebir la idea de vivir lejos de esto que acabo de descubrir;

De aquello que no esperaba ni sabía pero el mundo tenía preparado y reservado para mí

.

Anda a donde tengas ganas

Y a donde no, sabé que no debés nada.

Que tu energía se hace presente a donde desea y ya no más a donde "debe".

Ya no más "tener que" sino querer, desear, necesitar.

Anda a donde te vibre el pecho fuerte; donde lo sientas lleno, expectante;

Lejos del miedo paralizante y la quietud abrumante.

Anda, a donde sientas los nervios en la panza y no en la espalda.

Donde los nervios sean mariposas y no tensión.

Anda, porque la vida tiene mucho para dar.

Hace lo que tengas ganas, cuando encuentres de qué tenés ganas.

jueves, 5 de agosto de 2021

El todo conectado

 El sol en mi cara se siente como el abrazo que mi alma necesita

Gracias sol, te agradezco y lloro con una sonrisa en la cara

Lloro al lado de las plantas, sintiéndome acompañada.

Les agradezco, por estar conmigo, en mi sentir.

El amor me vibra fuerte en el corazón. El cuarzo rosa, cargado con luz de luna llena en leo; potente, preciosa, desafiante, imperiosa.

Me siento rodeada por el universo. Me siento parte de una gran red. De un gran sistema, en el que todo es energía, y somos parte de un mismo circuito. La comunidad, la complicidad con la naturaleza que me rodea. Ellas saben que yo ya sé. Que ya sé que tienen presencia, sentir. Que tienen su personalidad.  Que los árboles conversan entre si y las estrellas se ríen tímidas; que te invitan a subir.

Noto que al encontrarme rodeada de tanta energía divina, resonante, ecualizada: ya no me siento sola. El sol, las plantas, los árboles, la tormenta, la luna, la montaña.

Sentirme parte del todo. Homogénea fluidez con el universo.

Entendiendo que todo lo que pasa, es perfecto, porque todo está transcurriendo su propio proceso, ensamblado,  simultáneo al total. Agradeciendo lo que me pasa, aprendiendo a esperar en paz, apreciar el presente, respirar.

Ya estoy despierta

Ya abrí los ojos y puedo ver más allá.

Puedo ver lo que no se ve;

Lo esencial

Lo invisible a los ojos

Me reencontré con mi ser. 

Confieso que me necesitaba.

Viaje a las estrellas/mi lugar favorito

Calma la noche, 

tirada en el suelo mirando el cielo.

Cuánta paz, cuánto silencio. 

En el silencio urbano, la noche conversa;

La calma suena fuerte, in-entendible, y para otros siquiera suena…

Ruido lindo, ruido que durante la noche, ellos nos permiten oír.


Por la noche, los árboles de altas copas conversan entre ellos, con las estrellas. 

Miro al cielo, y no las veo. 

Me quedo, mirando, y tímidas se van dejando ver.

Aparecen curiosas alertadas de que alguien sabe que están ahí hoy: 

"a ver quién mira, quién contempla, quién está ahí abajo intentando oír, intentando estar con ellas".

Ahí, ahí arriba, desde acá abajo. 

Subo, se ríen.


Durante la noche, la calma  disfrazada de silencio nos relata al oído, para fundirnos con ella. Nos deja entrar, nos invita a ser espectadores de su maravilla.

Me fundo con la luna, que siempre está ahí, esperando que vuelva. Pero aunque no vaya, aunque no esté, ella está ahí para mí.

Le quise contar, con la mirada, pero ella ya sabe.


El viento, conecta. Conecta las conversaciones, las lleva, las trae. 

Me lleva, me trae.


Los pájaros cantan, anuncian que el banquete llega a su fin.

Amargo canto de las aves, anticipan la llegada del amanecer. 


Bajo, traviesa de haber estado con ellas allá arriba, escuchando aún en mi cabeza la risita de las estrellas.

Camino a casa, me meto en la cama,

cierro los ojos, 

me invitan a subir. 

Me puse una máscara que no me puedo sacar

  "Esa necesidad y audacia de lograr que no vean como nos sentimos  Mientras necesitamos que lo sepan"

Powerpuff Girls Phone